La tecnología es vulnerable al acceso de terceros o inclusive a la destrucción de datos si no tomamos las medidas necesarias. Ahora bien, para que proteger nuestros datos no sea una labor imposible podemos apoyarnos en el Big Data, y a su vez destacar el importante rol de los grafos en la ciberseguridad.
Ciberseguridad una prioridad global
La humanidad ha obtenido bienestar y crecimiento en diversas áreas gracias al desarrollo de herramientas y plataformas tecnológicas. Estás hacen nuestras tareas más sencillas, en menor tiempo y de forma más eficiente. El detalle, es que en ocasiones hay personas que pretenden infiltrarse en las estructuras tecnológicas para hacer daños que pueden ser irreparables.
La mayoría de los servicios de que utilizamos en nuestro día a día, necesitan conectarse con servidores y estructuras remotas de dato y realizan intercambios de información. En este proceso, debemos contar con estructuras que puedan evitar y frenar las vulnerabilidades que pudiesen atacarnos. Los ataques a individuos buscan directamente tomar nuestros datos de pago, tarjetas de crédito entre otros.
Pero los ataques más preocupantes son los que se producen a estructuras gigantes como aseguradoras, bancos, evaluadoras de crédito, servicios de registros médicos. Ya que estos volúmenes de datos son muy valiosos para cometer actividades delictivas en masa. Al afectar a grandes cantidades de personas y poder significar millones de euros en perdidas, las empresas dedican importantes esfuerzos económicos y técnicos para blindarse; es por esto que el reto de la ciberseguridad se ha asumido desde una perspectiva de Big Data
La Ciberseguridad también es Big Data
Los analistas de ciberseguridad necesitan minimizar a cualquier costo las vulnerabilidades de las estructuras importantes de datos. Para cubrir de forma fiable grandes cantidades de datos en rápida evolución podemos aprovechar las bondades del Big Data basado en grafos. Esto nos permite crear soluciones de datos flexibles y escalables para entender la información correcta con el contexto adecuado.
En diferentes áreas como la protección de datos personales o financieros, los datos del consumidor son muy similares, por lo que establecer protocolos o estructuras personalizadas dentro de las redes de comunicación puede ser problemático si no adoptamos estructuras flexibles como las de los grafos. Los datos son de gran volumen, no están estructurados, son dinámicos, cambiantes y están todos altamente relacionados.
El rol de los grafos en la ciberseguridad por lo tanto es más que claro. Analizar de forma contextual estructuras gigantes de datos nos ayuda a tener conocimiento significativos de su comportamiento. Comprender de esta forma los datos es inclusive más importante que detectar características individuales de los datos. Al estudiar gracias al Big Data todas estas conexiones podemos desentramar las capas de engaño directas e indirectas que componen un intento de violación de seguridad.
Datos conectados
En el mundo real la ciberseguridad de los datos financieros son increíblemente complejos. Estas estructuras forman redes anidadas interdependientes e interconectadas que demandan poderosas estructuras para ser gestionadas y/o protegidas. Las bases de datos de grafos son una excelente opción para poder gestionarlos. Estás están diseñadas y adaptadas para atender volúmenes gigantes de datos que se encuentran relacionados entre si a pesar de no tener la misma estructura.
Gracias a la flexibilidad, escalabilidad y eficiencia de su funcionamiento, los protocolos de ciberseguridad basados en estos esquemas de datos son más eficientes y directos. Además nos permiten prever nuevas formas de ataque al diseñar recorridos y/o simulaciones dentro de las estructuras de datos para encontrar deficiencias.
Esfuerzos conjuntos por un mundo más seguro
En el mundo se desarrollan diferentes iniciativas para elevar el nivel de seguridad de las estructuras tecnológicas. Así como la prevención de fraude bancario ha logrado integrar a organizaciones públicas con esfuerzos privados, la ciberseguridad ha logrado que entes públicos y privados unan voluntades y recursos en todo el mundo. Entre estos esfuerzos resalta MITRE. MITRE es una organización sin fines de lucro establecida en EEUU y que es la encargada de gestionar centros de estudios e investigación en ciberseguridad.
De esta iniciativa y otras de gran envergadura se ha desprendido un lenguaje común que permita intercambiar conocimiento sobre cómo enfrentar amenazas de ciberseguridad. Este lenguaje es el que conocemos como STIX (Structured Threat Information Expression). Este es un lenguaje que nos permite proporcionar conocimiento a las diferentes estructuras de análisis de amenazas. Es un lenguaje colaborativo en el que se pueden intercambiar de manera simple la información para responder a diferentes tipos de ataques.
STIX permite a las comunidades de seguridad comprender mejor los ataques del pasado y del presente, así como servir como base para investigar y posiblemente incluso anticipar los ataques. del futuro. STIX implementa tecnología de grafos. Lo que ha permitido que el análisis de amenazas y la incorporación de relaciones sea un cambio total de paradigma.
El rol de los grafos en la ciberseguridad será cada día más determinante. Pues las evoluciones de este lenguaje aprovecharán cada vez más las bases de datos de grafos. Podrán crear entidades y relaciones de cualquier tipo, admitiendo de esta forma los datos tal como se ven a simple vista, lo que amplificará la profundidad de los protocolos de ciberseguridad.
